+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Les aseguro que aquel que me reconozca abiertamente delante de los hombres, el Hijo del hombre lo reconocerá ante los ángeles de Dios. Pero el que no me reconozca delante de los hombres, no será reconocido ante los ángeles de Dios.
Al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo, no se le perdonará.
Cuando los lleven ante las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no se preocupen de cómo se van a defender o qué van a decir, porque el Espíritu Santo les enseñará en ese momento lo que deban decir.»
Reflexionamos
Suena extraño que no se vaya a perdonar a quien eche pestes contra el Espíritu Santo, ¿no? ¿Es que Él será muy “delicado”? Por supuesto que la razón va en otro sentido, y es muy seria. Y es que el Espíritu Santo es quien nos permite, entre otras cosas, arrepentirnos de algún mal que hayamos causado, y abrir nuestro corazón para que exista la oportunidad de un posterior cambio de vida. Pero si rechazo al Espíritu Santo y no lo dejo actuar, si evito su actuar y me mantengo tercamente en mis actitudes, ¿cómo podría orientar mi corazón en la dirección adecuada para el crecimiento? Nadie puede obligar a otro a obtener el perdón, tampoco el Espíritu Santo. Así de real es su respeto por nuestra libertad. Por eso la actitud autosuficiente y soberbia, tan habitual en los fariseos de entonces, sigue siendo muy peligrosa para nuestra vida espiritual. Jesús nos lo advirtió. ¿En qué cambiará tu vida ahora que sabes esto?