Lee atentamente.
Déjate encontrar, mirar, tocar, amar por Jesús mismo. Responde a sus iniciativas contigo. Aprovecha quizás de hablar con él, “como un amigo habla con su amigo” (S. Ignacio), o simplemente quédate cerca suyo, míralo, deja que su forma de ser y de vivir te “conquisten” el corazón…
¿Qué te ha dicho el Señor?
¿Qué le dices tú a Él?