Lee atentamente, (Lc 25, 14-18)
No basta con «pensar» que es bueno seguir a Jesús; ni con «prometer» que vamos a hacer el bien y trabajar mucho; ni con «querer» trabajar por el Reino, si es que no nos disponemos a ello poniendo todo lo que esté a nuestro alcance. Tenemos que aprender a concretar mucho nuestras decisiones, nuestras intensiones y nuestros deseos. Aquí nos viene muy bien leer el evangelio de San Lucas. La parábola de los talento.
Un hombre estaba a punto de partir a tierras lejanas, y reunió a sus servidores para confiarles todas sus pertenencias. Al primero le dio cinco talentos de oro, a otro le dio dos, y al tercero solamente uno, a cada cual según su capacidad. Después se marchó. El que recibió cinco talentos negoció en seguida con el dinero y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo otro tanto, y ganó otros dos. Pero el que recibió uno cavó un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su patrón.
Continúa la parábola con el regreso del hombre que pide cuentas de las pertenencias entregadas. Todos seguramente tienen buenas intenciones, pero no basta. Hay que hacer, poner los medios suficientes para trabajar aquello que se nos ha dado.
¿Logras reconocer cuales son tus dones?
¿Cómo trabajaste lo que te ha sido dado en este día?
¿Qué le dices al Señor al finalizar el día?
