+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo:
Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo ocultado estas cosas a los sabios y a los prudentes, las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido.
Todo me ha sido dado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, así como nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontraran alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Reflexionamos
Lo esencial en la vida no sólo es invisible a los ojos, como se dice en el libro “El Principito”, sino que también es algo muy simple: es el amor. Por eso, parece que bastan sólo algunas cosas claras para orientarse apropiadamente en la vida. Pero a veces ocurre que, con tantos conocimientos que uno maneja, uno se enreda y confunde las prioridades, pierde de vista lo esencial. En este sentido las personas sencillas (por no tener la cabeza llena de cosas muchas veces innecesarias) tienen la ventaja de poder reconocer muy rápidamente lo esencial del Evangelio, a condición de que su corazón y su mente no estén llenos de pensamientos y sentimientos que les impidan vivir en paz.
Si esto es así, ¿cómo te quieres considerar desde ahora: como alguien sabio o alguien pequeño?