+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a sus discípulos: “No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes”.
Les hizo también esta comparación: “¿Puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un pozo?
El discípulo no es superior al maestro; cuando el discípulo llegue a ser perfecto, será como su maestro.
¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano: «Hermano, deja que te saque la paja de tu ojo», tú, que no ves la viga que tienes en el tuyo? ¡Hipócrita!, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la paja del ojo de tu hermano”.
Reflexionamos
La mayoría de las personas tenemos la tendencia de ser muy exigentes con los demás y muy considerados con nosotros mismos. Cuando los demás no opinan como nosotros, levantamos las afirmaciones más categóricas, diciendo a quien quiera oírnos que los demás están equivocados o que Fulano niega lo evidente producto simplemente de su maldad y/o malas intenciones hacia nosotros. Aunque a veces pueda darse un caso así, olvidamos que nuestra mirada a la realidad también suele estar teñida de prejuicios y sesgos. ¿Podemos admirarnos, entonces, de las ácidas críticas en los lugares de trabajo, o de cómo llueven los insultos entre conductores por las calles o en los chats públicos de ciertas páginas de Internet?.
Jesús nos invita a reconsiderar si tenemos la mirada tan limpia como creemos. Hoy, ¿puedes descubrir siquiera una mota de polvo en tu modo de comprender el mundo?.