+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un sábado, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar.
Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada. Los escribas y los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si sanaba en sábado, porque querían encontrar algo de qué acusarlo. Pero Jesús, conociendo sus intenciones, dijo al hombre que tenía la mano paralizada: “Levántate y quédate de pie delante de todos”. Él se levantó y permaneció de pie.
Luego les dijo: “Yo les pregunto: ¿Está permitido en sábado, hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?” Y dirigiendo una mirada a todos, dijo al hombre: “Extiende tu mano”. Él la extendió y su mano quedó sana.
Pero ellos se enfurecieron, y deliberaban entre sí para ver qué podían hacer contra Jesús.
Reflexionamos
Similar a lo comentado el día de ayer, este relato describe cómo incluso personas con formación, pueden perder el norte de sus vidas y se quedan enredados en normativas que ahogan la vida. ¡Pero Jesús vino a liberarnos! Relee el texto y siente cómo Jesús resalta la primacía de la misericordia como actitud fundamental de una persona creada a imagen de un Dios que es Amor. ¿El resultado? El de siempre: resistimos la luz y, enceguecidos, buscamos apagarla. Que este texto te ayude hoy a percibir cuántas veces, en el trato con tu entorno, tratas de apagar la luz de tu conciencia que te invita a hacer el bien.