Lee atentamente.
Si alguna vez hemos leído atentamente los evangelios, veremos que Jesús no hace una lectura creyente de la realidad, sino que hace una lectura real del Reino. Explica el Reino con casos de la realidad. Ninguno de ellos agota el Reino y todos ellos dicen algo de él. Al final pregunta: ¿qué les parece? Saquen ustedes mismos las conclusiones. Pero, así como Jesús habla y el mismo es real, también es cierto que el pecado lo es. No es un sentimiento de la conciencia que me remuerde un poco. Es algo real. Desde el exterior accedemos a nuestra responsabilidad cara a los demás, cara a la realidad. Se puede ver también la fealdad del pecado y su malicia. También nosotros e importante que aprendamos a referirnos en concreto de nuestras faltas y pecados. Del pecado en abstracto podemos salvarnos y decir que somos pecadores, etc., pero en lo concreto, en lo cometido, nadie se reconoce. En abstracto no tenemos problema para decir que somos egoístas. Lo concreto tiene nombres y apellidos concretos, reales. Pidamos al finalizar el día de hoy, que nos de la gracia de ver y sentir, la fealdad del pecado, su maldad y, al contrario, la belleza de la vida plena, de la virtud. Como don Bosco enseña en Valdocco, habiendo aprendido en su propio hogar junto a Mamá Margarita.
¿Qué aspectos “feos” por el pecado he visto hoy? ¿Qué pecados he cometido yo?
¿A qué me invita el Señor hoy?
¿Qué le digo al Señor al finalizar el día?
* Para Mañana… ¿cómo puedo contribuir a aumentar la belleza de la vida?