Esa palabra perdón, la daba vuelta en todas las direcciones como un fermento de regeneración, pero se trata de una maduración lenta que sólo el tiempo puede operar.
Espero de Ti la experiencia del perdón.
No el que desvía la mirada, no el que olvida, sino el que se acuerda para amar más,
para dar vida de nuevo a lo que era muerte o no-vida.
Espero de Ti que mi agresor viva en mí como un hermano que no hubiese conocido a tiempo para amarlo e impedirle que se volviera un asesino.
Espero de Ti que lo que me fue quitado lo sea dado.Cuando me presente ante Ti, te hablaré de él primero.
Quizá nadie más, nunca, te haya hablado de él.
Quizá nadie más, nunca, te haya pedido con tanta fuerza que sea Tu hijo pródigo.
Quizá nadie más, nunca, haya pagado tan caro el precio de una filiación extraviada.
¿Puedes perdonarme que te diga: “No me salves sin salvarlo”?Francine Cockenpot
¿A qué te invita hoy el Señor?