+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo
Jesús dijo a sus discípulos:
Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre de ustedes que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan.
Ustedes oren de esta manera:
Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino,
que se haga tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
Palabra del Señor.
Reflexión
En el día de hoy San Mateo nos trae una enseñanza dedicada completamente a la oración, esta se divide en tres partes: una indicación sobre el modo de rezar (versículos 7-8), el Padrenuestro (versículos 9-13) y una sentencia sobre el perdón de las ofensas (versículos 14-15). Lo primero es la indicación de que la oración no se trata de hablar mucho o palabrería, sino de confiar en Dios; «no componiendo oraciones interminables [dice San Juan Crisóstomo], sino contándoles sencillamente nuestras necesidades». En segundo lugar, se presenta la oración del Padre Nuestro la cual, después de la introducción (Padre Nuestro que estás en el cielo) trae siete peticiones que se pueden organizar en dos grupos; las tres primeras hacen referencia a la relación del cristiano o cristiana con Dios (una relación vertical se podría decir): santificado sea tu nombre, que venga tu Reino y hágase tu voluntad, con estas peticiones lo que se busca es la gloria de Dios; las siguientes cuatro peticiones se refieren a la relación del discípulo o discípula con el prójimo (una relación horizontal se podría decir): el pan de cada día, el perdón de las ofensas, no caer en la tentación y que nos libre del mal, estas peticiones tienen en cuenta, sobre todo, las necesidades humanas. En tercer lugar, San Mateo nos presenta la enseñanza sobre el perdón, que refuerza la petición del Padrenuestro (versículo 12); no se puede pedir a Dios lo que no se está dispuesto a dar a los demás. Ver la parábola del servidor despiadado: Mt 18-23-35. Nuevamente Juan Crisóstomo nos recuerda: «Nada nos asemeja tanto a Dios como estar siempre prontos al perdón de los malos y de los que nos ofenden».
Puedo darme un tiempo para rezar con mucha calma el Padre Nuestro, pensando en qué significa, para mí, cada una de las siete peticiones de la oración que Jesús nos enseñó?