+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos
Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
Como se había hecho tarde, sus discípulos se acercaron y le dijeron: “Éste es un lugar desierto, y ya es muy tarde. Despide a la gente, para que vaya a los campos y poblaciones cercanos a comprar algo para comer”.
Él respondió: “Denles de comer ustedes mismos”.
Ellos le dijeron: “¿Tendríamos que ir a comprar doscientos denarios de pan para dar de comer a todos?”
Jesús preguntó: “¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan a ver”.
Después de averiguarlo, dijeron: “Cinco panes y dos pescados”.
Él les ordenó que hicieran sentar a todos en grupos, sobre la hierba verde, y la gente se sentó en grupos de cien y de cincuenta.
Entonces Él tomó los cinco panes y los dos pescados y, levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y los fue entregando a sus discípulos para que los distribuyeran. También repartió los dos pescados entre la gente.
Todos comieron hasta saciarse, y se recogieron doce canastas llenas de sobras de pan y de restos de pescado. Los que comieron eran cinco mil hombres.
Palabra del Señor.
Reflexión
En el día de hoy nos acompaña el evangelista San Marcos con su llamada “Sección de los panes”, por ser el pan el denominador común de los varios relatos de esta sección. El primero, y que leemos hoy, es el milagro de la Multiplicación de los panes, que es una declaración cristológica implícita de Jesús como Mesías, ya que presenta la idea bíblica de la vida en el Reino de Dios entendida como un gran banquete presidido por el Mesías. Jesús ha enviado a sus discípulos a una misión de dos en dos y los ha llamado apóstoles (=enviados). A su regreso los invita a descansar y compartir en la intimidad la experiencia vivida, pero la muchedumbre los sigue y Jesús se compadece de ella y envía a sus apóstoles alimentar a los más de cinco mil, con cinco panes y dos pescados; todos se sentaron en la hierba verde de Tabgha, en grupos, con “orden y decoro”, como en un gran banquete y comieron hasta saciarse, sobrando doce canastos, que aluden a las doce tribus del pueblo de Israel. Con este milagro, el Señor está indicando que los tiempos mesiánicos han llegado, porque Él es el nuevo Moisés que entrega el nuevo Maná, Él es el nuevo Elías que ayuda a la viuda con el pan, Él es el nuevo Eliseo que multiplica los panes, como antes lo hizo Eliseo para cien personas; pero, sobre todo, Él es el Buen Pastor “que siente compasión por su pueblo, que los hace recostar en verdes praderas, que repara sus fuerzas y que pone delante de él una mesa” (Ver Sal 22). Los apóstoles serán los encargados de seguir repartiendo ese Pan Celestial en la Eucaristía, que es alimento de Vida Eterna.
¿Cómo he vivido este tiempo en que ha sido tan difícil poder comulgar? ¿Siento que el Señor es mi Pastor? Puedo darme un momento a solas y rezar el Salmo 23(22) o cantarlo con devoción.