+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan
Jesús partió hacia Galilea. El mismo había declarado que un profeta no goza de prestigio en su propio pueblo. Pero cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la Pascua; ellos también, en efecto, habían ido a la fiesta.
Y fue otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía su hijo enfermo en Cafarnaúm. Cuando supo que Jesús había llegado de Judea y se encontraba en Galilea, fue a verlo y le suplicó que bajara a sanar a su hijo moribundo.
Jesús le dijo: “Si no ven signos y prodigios, ustedes no creen”.
El funcionario le respondió: “Señor, baja antes que mi hijo se muera”.
“Vuelve a tu casa, tu hijo vive”, le dijo Jesús.
El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Mientras descendía, le salieron al encuentro sus servidores y le anunciaron que su hijo vivía. Él les preguntó a qué hora se había sentido mejor. “Ayer, a la una de la tarde, se le fue la fiebre”, le respondieron.
El padre recordó que era la misma hora en que Jesús le había dicho: “Tu hijo vive”. Y entonces creyó él y toda su familia.
Éste fue el segundo signo que hizo Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.
Palabra del Señor.
Reflexión
Ayer hemos iniciado la cuarta semana de Cuaresma y poco a poco nos vamos acercando a la celebración principal de nuestra fe católica: la Pascua de Resurrección. Hoy nos acompaña el evangelista San Juan que nos trae el milagro de la Curación del hijo del funcionario real. Juan presenta sólo siete milagros en su evangelio y los llama signos o señales, este que leemos hoy es el segundo signo (el primero es el agua convertida en vino en las bodas de Caná) que también se realiza en Caná. Jesús vuelve de Jerusalén y es bien recibido en Galilea y va a Caná, allí llega el funcionario real, al enterarse de la presencia del Señor, y le suplica que vaya a Cafarnaúm a sanar a su hijo que se está muriendo. El Maestro de Nazaret provoca la fe del funcionario para que pase de creer en los signos y señales a creer en su Palabra y, ante la insistencia del funcionario, Jesús le dice que vuelva su casa porque su hijo vive; San Juan nos dice que el funcionario creyó en la Palabra de Jesús y volvió a su casa. Los sirvientes del funcionario le anunciaron que su hijo vivía y que se había mejorado a la misma hora que Jesús se lo dijo y, entonces creyó él y toda su familia.
¿Mi fe en el Señor depende de signos (ver para creer)? ¿Confío en la Palabra de Jesús? ¿Me parezco en algo al funcionario real?