Señor, Dios Todopoderoso, Tú me estimas tanto.
Tú me das tantos días y años, tanta fortaleza y habilidades, tantas cosas ricas y máquinas espléndidas, y me rodeas con tantas personas que yo puedo amar.
Enséñame esta única cosa por encima de todas, Señor: cómo puedo elegir en mi vida para devolverte tantas maravillas como Tú me has dado.
Por Cristo Jesús, mi Dios y buen hermano. Amén.
¿Qué te dice el Señor en este día que concluye?