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Mateo 19,3-12: “Los Dos No Serán Sino Una Sola Carne”

12 de Agosto 2022     Freddy Araya    

24-2

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo

Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le dijeron: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer por cualquier motivo?”
Él respondió: “¿No han leído ustedes que el Creador, desde el principio, ‘los hizo varón y mujer’; y que dijo: ‘Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos no serán sino una sola carne’? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”.
Le replicaron: “Entonces, ¿por qué Moisés prescribió entregar una declaración de divorcio cuando uno se separa?”
Él les dijo: “Moisés les permitió divorciarse de su mujer, debido a la dureza del corazón de ustedes, pero al principio no era así. Por lo tanto, yo les digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser en caso de unión ilegal, y se casa con otra, comete adulterio”.
Sus discípulos le dijeron: “Si esta es la situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse”. Y Él les respondió: “No todos entienden este lenguaje, sino sólo aquellos a quienes se les ha concedido. En efecto, algunos no se casan, porque nacieron impotentes del seno de su madre; otros, porque fueron castrados por los hombres; y hay otros que decidieron no casarse a causa del Reino de los Cielos. ¡El que pueda entender, que entienda!”.

Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio según San Mateo presenta hoy una controversia de Jesús con los fariseos, los cuales quieren plantearle una trampa para debilitarlo frente a sus posibles seguidores, usando el tema del divorcio, al cual Jesús claramente se opone (ver Mt 5,31-32). Del mismo modo que la práctica de todos los pueblos de la antigüedad, la Ley de Moisés admitía el “derecho” del varón a divorciarse de su mujer si encontraba en ella “algo desagradable” (Dt 24,1). El problema que se suscitaba, en tiempo de Jesús, consistía en que las escuelas rabínicas se dividían interpretando de forma restrictiva o relajada ese “algo desagradable”. A partir de esas discusiones rabínicas, los fariseos preguntan al Señor si el lícito que el varón se divorcie de su mujer por “cualquier motivo”. Pero Jesús no toma partido por ninguna escuela y recurre a la Sagrada Escritura citando dos textos del Genesis para indicar que el divorcio no está permitido por la voluntad de Dios (“al principio no fue así”), ya que Él dice que los dos ahora son una sola carne y el hombre no puede separar lo que Dios ha unido. Entonces sus adversarios fariseos le preguntan por la concesión hecha por Moisés, que permite al varón repudiar a su mujer, y el Maestro responde que eso fue por la dureza del corazón de los hombres. En efecto, para la práctica de los judíos, la mujer era casi un objeto que podían repudiar en cualquier momento. Pero el Señor dice que el varón que se divorcia y se casa con otra comete adulterio y expone a su exmujer a cometer adulterio, siendo él culpable, si ella busca a otro hombre para sobrevivir, ya que, al ser repudiada, ella quedaba totalmente indefensa y desamparada.

¿Cómo vivo mi vida de pareja? ¿Cómo describiría la actitud de Jesús para con las mujeres? ¿Conozco matrimonios “ejemplares”?

Categories: Evangelio diario

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