Engendrar un hijo es prolongar en nuestra vida la acción fecunda de Dios que es amor. Que nuestra paternidad o maternidad, que es también don de Dios, sea fruto de una relación de amor con nuestra pareja, que nuestros hijos encuentren en sus padres el hogar que los acoge con amor y les entrega todo lo necesario para que puedan crecer en el amor y en la dignidad de hijos de Dios.
¿Qué me llama la atención de lo expresado en este párrafo?