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Juan 16,5-11: Si No Me Voy, El Paráclito No Vendrá A Ustedes

19 de Mayo 2020     Freddy Araya    

07-10-2019

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

A la Hora de pasar de este mundo al Padre, Jesús dijo a sus discípulos: Ahora me voy al que me envió, y ninguno de ustedes me pregunta: “¿A dónde vas?” Pero al decirles esto, ustedes se han entristecido.
Sin embargo, les digo la verdad: les conviene que Yo me vaya, porque si no me voy, el Paráclito no vendrá a ustedes.
Pero si me voy, se lo enviaré.
Y cuando Él venga, probará al mundo dónde está el pecado, dónde está la justicia y cuál es el juicio.
El pecado está en no haber creído en mí. La justicia, en que Yo me voy al Padre y ustedes ya no me verán.
Y el juicio, en que el Príncipe de este mundo ya ha sido condenado.

Palabra del Señor.

Reflexión

Seguimos en el contexto de las persecuciones anunciadas por Jesús. San Juan nos presenta ahora con más fuerza la enseñanza de Jesús sobre porque es tan importante el rol del Espíritu Santo. De esta manera nos vamos acercando a la Solemnidad de Pentecostés, que es la gran celebración de la Iglesia por el don del Espíritu Santo recibido del Padre y del Hijo. El Señor es enfático en decir que tiene que volver al Padre (o sea la Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión), porque estando junto al Padre Él puede enviar el Espíritu Santo, el Paráclito; y esto es así porque el Espíritu viene del Padre y del Hijo. Una vez enviado el Espíritu Santo su función es convencer al mundo (recordemos que mundo se refiere a quienes se oponen a Jesús) no con palabras sino con hechos: se refiere a un pecado, una justicia y un juicio. En lo que refiere al pecado el Espíritu muestra que el no haber aceptado a Cristo es el pecado por excelencia, es el pecado contra la luz. La justicia se refiere a que Jesús va al Padre, y en esta ida al Padre, que es su Pasión y Resurrección se muestra la justicia y la santidad de Jesús. El juicio consiste en que la ida de Jesús al Padre muestra su entrega por amor y por la salvación del mundo y eso implica la condena del príncipe de este mundo (el demonio) que sólo domina por el odio homicida.

¿Acepto a Jesús en mi vida? ¿Reconozco a Jesús como el Santo y el Justo? ¿Vivo por el amor en vez del odio?

Guardemos en nuestro corazón las promesas de Jesús e invoquemos hoy al Espíritu Santo para ser fuertes y ver con claridad nuestra misión aquí y ahora.

Categories: Evangelio diario

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