Loading

Juan 2, 1-11: Y la madre de Jesús estaba allí. Nuestra Señora de Lourdes

11 de Febrero 2020     Freddy Araya    

16

0
Compartidos
0

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan

Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. Jesús también fue invitado con sus discípulos. Y, como faltaba vino, la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino”. Jesús le respondió: “Mujer, ¿qué tenemos que ver nosotros? Mi hora no ha llegado todavía”. Pero su madre dijo a los sirvientes:
“Hagan todo lo que Él les diga”.
Había allí seis tinajas de piedra destinadas a los ritos de purificación de los judíos, que contenían unos cien litros cada una. Jesús dijo a los sirvientes: “Llenen de agua estas tinajas”. Y las llenaron hasta el borde. “Saquen ahora, agregó Jesús, y lleven al encargado del banquete”. Así lo hicieron.
El encargado probó el agua cambiada en vino y, como ignoraba su origen, aunque lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua, llamó al esposo y le dijo: “Siempre se sirve primero el buen vino, y cuando todos han bebido bien, se trae el de calidad inferior. Tú, en cambio, has guardado el buen vino hasta este momento”.
Éste fue el primero de los signos de Jesús, y lo hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él.

Palabra del Señor.

Reflexión

En esta fiesta mariana, nos encontramos nuevamente con el milagro de las Bodas de Caná. Un contexto festivo, una fiesta que celebra el amor de una pareja. En este contexto María, “se da cuenta” de un problema que está afectando este importante momento. Eso es empatía: darse cuenta de los problemas de los demás, estar en el zapato o en la piel del otro. Aquí es María, la Madre de Jesús, la que tiene ‘empatía’. Y le dice a Jesús: “No tienen vino”. Como diciéndole: “Haz algo”. Pero parece que la única solución era un milagro. María no pedía la conversión de los pecadores, ni pan para los hambrientos; solamente quería sacar de apuros al novio con un milagro o algo por el estilo; todo indica la fe grande en Jesús. Y posteriormente la generosidad y la abundancia de la Gracia de Dios se manifestaron. Jesús quiere entrar en nuestra vida con su poder para transformar nuestra miseria en el vino del crecimiento y de la realización. Y nos enseña a darnos también con generosidad.

En nuestra vida ¿Qué vino nos hace falta, qué es lo que estamos necesitando? ¿Qué lección sacamos de la actitud y los silencios de María en este día?

Categories: Evangelio diario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Valoración*