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Mateo 9, 1-8: “Ten Confianza, Hijo, Tus Pecados Te Son Perdonados”.

2 de Julio 2020     Freddy Araya    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo

Jesús subió a la barca, atravesó el lago y regresó a su ciudad. Entonces le presentaron a un paralítico tendido en una camilla. Al ver la fe de esos hombres, Jesús dijo al paralítico: “Ten confianza, hijo, tus pecados te son perdonados”.
Algunos escribas pensaron: “Este hombre blasfema”.
Jesús, leyendo sus pensamientos, les dijo: “¿Por qué piensan mal? ¿Qué es más fácil decir: ‘Tus pecados te son perdonados’, o ‘Levántate y camina’? Para que ustedes sepan que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra el poder de perdonar los pecados -dijo al paralítico- levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.
Él se levantó y se fue a su casa.
Al ver esto, la multitud quedó atemorizada y glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.

Palabra del Señor.

Reflexión

Continúan hoy los relatos de milagros con la curación del paralítico. San Mateo nos dice que Jesús dejó la región de los gadarenos y cruzó el lago (mar de Galilea) hacia la ribera occidental, en concreto hacia “su ciudad” de Cafarnaúm; esta ciudad, de unos 1000 habitantes se había transformado en la ciudad de Jesús, desde cuando dejó Nazareth. Llegado ya a Cafarnaúm le presentan un paralítico tendido en una camilla, inmediatamente al Señor le conmueve la fe del paralítico y de los que lo traen, por eso, inmediatamente le perdona los pecados. Hay que recordar que los judíos consideraban las enfermedades invalidantes como castigos por los pecados cometidos. Frente a esta forma de actuar de Jesús los escribas piensan que Él blasfema, ya que es claro que sólo Dios puede perdonar los pecados; efectivamente los judíos hacían un rito anual, en el Templo, para pedir a Dios el perdón de los pecados de todo Israel, en cambio Jesús perdona pecados en todo momento y en todo lugar. Jesús los confronta y les demuestra que puede perdonar pecados sanando al paralítico. Habiéndose ido el paralítico (caminando), la multitud queda atemorizada y, asombrada, glorifica a Dios; y esta alabanza es porque al sanar al paralítico Jesús demostró que Él tiene el poder de perdonar los pecados y, además, que ese poder Jesús lo ha transmitido también a sus discípulos: “glorificaba a Dios por haber dado semejante poder a los hombres.” (Mt 9,8b).

En el dolor o la enfermedad ¿Confío en el Señor como el paralítico? ¿Me reconozco pecador, pecadora? ¿Confío en le misericordia sin límites del Señor?

Categories: Evangelio diario

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