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Mateo 15, 29-37: Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer

4 de Diciembre 2019     Freddy Araya    

06-12-2017

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo

Jesús llegó a orillas del mar de Galilea y, subiendo a la montaña, se sentó. Una gran multitud acudió a Él, llevando paralíticos, lisiados, ciegos, mudos y muchos otros enfermos. Los pusieron a sus pies y Él los sanó. La multitud se admiraba al ver que los mudos hablaban, los inválidos quedaban sanos, los paralíticos caminaban y los ciegos recobraban la vista. Y todos glorificaban al Dios de Israel.
Entonces Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: “Me da pena esta multitud, porque hace tres días que están conmigo y no tienen qué comer. No quiero despedirlos en ayunas, porque podrían desfallecer en el camino”.
Los discípulos le dijeron: “¿Y dónde podríamos conseguir en este lugar despoblado bastante cantidad de pan para saciar a tanta gente?”
Jesús les dijo: “¿Cuántos panes tienen?”
Ellos respondieron: “Siete y unos pocos pescados”.
Él ordenó a la multitud que se sentara en el suelo; después, tomó los panes y los pescados, dio gracias, los partió y los daba a los discípulos, y ellos los distribuían entre la multitud.
Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron llenaron siete canastas.

Palabra del Señor.

Reflexionemos

El evangelio de hoy nos muestra a Jesús que no es indiferente a la necesidad de los pobres, enfermos, despreciados y pecadores, que acuden a él. Esta actitud se repite una y otra vez en los evangelios: Jesús siente compasión y responde a las necesidades de las personas, también a las más inmediatas como dolor, la enfermedad y el hambre. Sus acciones, movidas por la compasión, y que cumplen las antiguas promesas, además de remediar esos males, tienen un sentido directamente salvífico. Es su corazón de pastor la que lo moviliza; nos imaginamos ruidos, gritos, movimiento de gente y atropellos para llegar al Señor. No obstante, en el gran desorden, Jesús interviene, atiende, sana y, alimenta, con lo que la gente tiene: con el pan material. “¿Cuántos panes tienen?” – pregunta; “Siete y unos cuantos peces”. Con estos pocos panes y peces, Jesús sacia el hambre de todos. Si hoy compartiéramos lo que tenemos ¡Sobrarían muchas cosas! pero, la falta de solidaridad, de empatía y justicia, a veces nos enceguecen. En una sociedad que denuncia injusticia y desigualdad, esto cobra mucho sentido y se nos presenta como una actitud y necesaria. Adviento es un tiempo de espera activa, de renovación; debemos ser capaces de acoger las pistas que Lucas nos va dejando en este relato, pues nos indican la ruta a seguir en nuestra vida y especialmente en este tiempo: No esperar que la solución venga de afuera, sino desde lo que la gente tiene desde dentro, aprendiendo a no ser indiferentes y compartir.

Mirando la figura del centurión, ¿cuál es la experiencia personal que me lleva a creer en Jesús? ¿puedo decir que “confío en su Palabra”?

Categories: Evangelio diario

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