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Mateo 11, 28-30: Soy paciente y humilde de corazón.

18 de Julio 2019     Freddy Araya    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo

Jesús tomó la palabra y dijo:
Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y Yo los aliviaré. Carguen sobre ustedes mi yugo y aprendan de mí, porque soy paciente y humilde de corazón, y así encontrarán alivio. Porque mi yugo es suave y mi carga liviana.
Palabra del Señor.

Reflexión

Escuchar hoy las palabras de Jesús, provoca consuelo, alegría y esperanzas en medio de las luchas cotidianas, especialmente, ante un mundo que muchas veces ha decidido darle la espalda a Dios, o mejor dicho a lo cristiano y a los cristianos. De algún modo, hoy El Señor nos comunica que su seguimiento no es una carga pesada, nos habla de un yugo suave y una carga liviana. Pero ¿cómo entender esto si muchas veces se le atribuye a la vida cristiana un conjunto de normativas que hay que poner en práctica? o ¿será que los que han marginado al Señor de sus vidas viven más descansados con menos agobios? La experiencia nos dice que la vida cotidiana no se desarrolla hoy exenta de cansancios y problemáticas… muy por el contrario. Sacar a Dios de la vida –tanto privada como pública– no parece que esté produciendo más libertades, una vida más humana, un mundo más igual, más justo. Siguen siendo muchos los cansancios y los agobios, incluso más y mayores. Brechas que crecen en la distribución de la riqueza; flujos migratorios por motivos políticos o económicos para los que no se encuentran respuestas justas y humanitarias; competitividad egoísta que marca la cultura actual; son realidades que no dejan lugar a encontrar alivio. Pero como dijimos al inicio, las palabras de Jesús, son consuelo, alegría y esperanza para todos nosotros. Quien vive en el Espíritu, encuentra en la Palabra de Dios el camino ágil y ligero para recorrer esta peregrinación terrenal, porque Jesús nos sale al camino y comparte nuestros agobios y cargas con humildad de corazón.

Hoy necesitamos seguir el ejemplo del Señor, necesitamos personas que no carguen a otros, sino que compartan sus cargas. Que no los miren con superioridad, sino que los acojan e integren, pues, la carga es más ligera cuando entra en juego el amor. ¿Conozco personas así? ¿Soy una de ellas? 

Categories: Evangelio diario

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