Loading

Mateo 20, 17-28: ¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé?

20 de Marzo 2019     Freddy Araya    

26

0
Compartidos
0

+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo

Mientras Jesús subía a Jerusalén, llevó consigo a los Doce, y en el camino les dijo: “Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que se burlen de Él, lo azoten y lo crucifiquen, pero al tercer día resucitará”.
Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante Él para pedirle algo.
“¿Qué quieres?”, le preguntó Jesús.
Ella le dijo: “Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”.
“No saben lo que piden”, respondió Jesús. “¿Pueden beber el cáliz que Yo beberé?”
“Podemos”, le respondieron.
“Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre”.
Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”.

Palabra del Señor.

Reflexión

En el evangelio de hoy, Jesús anuncia su pasión por tercera vez a los más allegados, mientras va subiendo a Jerusalén. Está claro que los discípulos no han comprendido el mesianismo de Jesús, especialmente al ver como algunos de ellos, en boca de una madre ansían privilegios y poder. Y aunque esto provoca la sorpresa de Jesús y la indignación de los otros discípulos, la verdad es que la tentación del éxito, del mesianismo de victoria, está muy presente en aquel tiempo. Sin embargo, debemos reconocer que es algo, de lo cual nosotros no estamos ajenos, pues también hoy, sigue estando presente. Así, cada vez que vemos la fe como garantía de salud o bienestar, entramos también en la misma dinámica de los hijos de Zebedeo. Al vivir este tiempo cuaresmal, vale la pena recordar el camino que estamos llamados a recorrer y el sentido del mismo… y, a proclamar que el Reino de Jesús se inicia con un camino donde, el que quiera llegar a ser grande, primero, debe hacerse pequeño, servidor de los demás. De este modo ha planteado así una forma diferente de ejercer el poder: sirviendo a los hermanos. Por tanto, no debemos olvidar que nuestra condición de discípulos, nos lleva a servir, y dar la vida por los demás. ¿Estamos dispuestos a ello?

Preguntémonos hoy si estamos dispuestos a recorrer el camino del Maestro… revisemos nuestras motivaciones y veamos qué tan parecidos somos a los hijos de Zebedeo. 

Categories: Evangelio diario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Valoración*