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Marcos 7, 1-13: Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres.

12 de Febrero 2019     Freddy Araya    

fariseos

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos

Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.
Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados; y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras, de la vajilla de bronce y de las camas.
Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: “¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?” Él les respondió: “¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice:
“Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos”.
Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres”.
Y les decía: “Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios. Porque Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y además: “El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte”. En cambio, ustedes afirman: “Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro corbán -es decir, ofrenda sagrada- todo aquello con lo que podría ayudarte…” En ese caso, le permiten no hacer nada más por su padre o por su madre. Así anulan la Palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como éstas, hacen muchas otras cosas!”.
Palabra del Señor.

Reflexión

El Evangelio de hoy habla de las costumbres religiosas de aquel tiempo y de los fariseos que enseñaban estas costumbres a la gente. Los fariseos vivían preocupados más por las prescripciones de la Ley que por el espíritu de la misma Ley; cumplían muy bien con las leyes, pues pensaban que de su modo de cumplirlas les venía la salvación. El Evangelio nos trae algunas instrucciones de Jesús respeto de esas costumbres, pues pareciera que los fariseos y escribas han creado un sistema legal más interesado en una autoreferencialidad, que en una búsqueda sincera de Dios que habita en el corazón del ser humano. Desgraciadamente a veces también nosotros hemos dado culto a pequeñeces, incluso a prácticas sin sentido; nos hemos enfrascado en discusiones añejas, y condenado al hermano, olvidando que juzgarle y condenarle era mucho más grave que sus pequeños errores o trasgresiones. El evangelio nos tiene que ayudar a centrarnos, a entrar en el fondo del corazón y ver críticamente qué se aloja allí: ¿verdad? ¿comprensión? ¿prejuicios? ¿rencores?

Los fariseos eran judíos practicantes, pero su fe activa era desligada de la vida de la gente. Por eso, Jesús los criticó. Y hoy, ¿Jesús nos criticaría? ¿En qué?

Categories: Evangelio diario

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