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Marcos 1, 21-28: Les enseñaba como quien tiene autoridad

15 de Enero 2019     Freddy Araya    

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+ Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos

Jesús entró en Cafarnaúm, y cuando llegó el sábado, fue a la sinagoga y comenzó a enseñar. Todos estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los escribas.
Y había en la sinagoga un hombre poseído de un espíritu impuro, que comenzó a gritar: “¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios”.
Pero Jesús lo increpó, diciendo: “Cállate y sal de este hombre”. El espíritu impuro lo sacudió violentamente y, dando un alarido, salió de ese hombre.
Todos quedaron asombrados y se preguntaban unos a otros: “¿Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad; da órdenes a los espíritus impuros, y éstos le obedecen!” Y su fama se extendió rápidamente por todas partes, en toda la región de Galilea.
Palabra del Señor.

Reflexión

El evangelio de hoy describe la admiración de la gente ante la enseñanza de Jesús porque posee la autoridad y el poder de quien, anunciando la llegada del reino de Dios, la hace realidad. La poderosa palabra doctrinal y la poderosa acción exorcista constituyen por igual un signo del poder divino de Jesús. No es tanto lo referente al contenido, sino es la forma de enseñar que impresiona. Por medio de esta forma diferente, Jesús crea una conciencia crítica en la gente con relación a las autoridades religiosas de la época. La gente percibe, compara y dice: Enseña con autoridad, diferente de los escribas, quienes enseñaban citando autoridades. La palabra de Jesús es poderosa y eficaz, no solo instruye sino que sana y libera. Jesús combate y expulsa el poder del mal que se apoderaba de las personas y las alienaba de sí mismas. Por eso, podemos decir que, la lectura asidua de la Palabra de Dios ayuda, no solo a conocer a Jesús y su doctrina, sino que ejerce un poderoso influjo en nuestra vida, especialmente en nuestra salud espiritual (en ocasiones, incluso física) liberándonos de ataduras y frustraciones.

Hoy mucha gente no vive, sino que es vivida. No piensa, sino que es pensada por los medios de comunicación. No tiene pensamiento crítico. No es dueña de sí misma. ¿Cómo expulsar este “demonio”? ¿La lectura de la Palabra de Dios ya nos es un hábito cotidiano?

Categories: Evangelio diario

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